Artículos

El Caribe: Mare Nostrum

Fecha: 

22/08/1995

Fuente: 

Granma
El Caribe: Mare Nostrum. PUERTO ESPAÑA.-Concluidas las sesiones de la histórica Cumbre de Jefes de Estados y Gobierno que puso en marcha la Asociación de Estados del Caribe (AEC) formulando además una amplia Declaración de principios y un ambicioso plan de acción sobre turismo, transporte y comercio, se impone ahora una reflexión sobre este notable acontecimiento regional y su futuro. Debe señalarse, ante todo, que si bien los propósitos convocantes de la cita lo fueron el examen de los tres aspectos concretos antes mencionados, no cabe duda de que la importancia de la reunión es fundamentalmente política, pues constituye la expresión de la voluntad política de 25 naciones, tanto insulares como continentales, de la cuenca del Caribe. Esa voluntad es lo que las mueve a integrarse en la AEC y a emprender la relación de esfuerzos conjuntos para el logro de objetivos comunes que de otra manera, individualmente, serían muy difíciles o prácticamente imposibles de obtener. En este sentido, la institución seguramente tomará bien en cuenta las experiencias acumuladas por el CARICOM, -tanto las positivas como las negativas,- pues es precisamente esa comunidad de los países anglófonos del Caribe la promotora y auspiciadora inicial de esta idea que la Cumbre de Puerto España ha convertido finalmente en realidad.

Párrafo aparte merece la presencia de Cuba en las AEC. Ello también es fruto de la consecuente posición sostenida por los países del CARICOM y otros como México, en el sentido de que era imprescindible la presencia de Cuba, como nación soberana del Caribe en igualdad de derechos y deberes, en el seno de la nueva entidad. De este modo, y a pesar de las presiones abiertas y encubiertas realizadas por el gobierno de los Estados Unidos para impedir que Cuba se constituyera en uno de los miembros fundadores de la AEC, la mayor de las Antillas forma parte de la Asociación y ha brindado su activa contribución desde que, el año pasado, se firmara su convenio constitutivo en Cartagena, Colombia. En ambas ocasiones, el Presidente cubano Fidel Castro ha estado presente, y esta vez en Puerto España formuló pronunciamientos de importancia acerca de la integración caribeña, su visión sobre la misma, el desarrollo fructífero de esta Cumbre y su utilidad. Una vez corridas las cortinas de la magna cita y puesta en marcha la AEC, se alza ante los estados miembros y ante la recién constituida secretaría general, a cargo del economista venezolano Simón Molina Duarte durante los primeros dos años, el imponente reto que significa concretar los objetivos de este mecanismo de integración subregional, salvar los obstáculos y presiones en contrario y convertir a esa secretaría en un órgano de coordinación eficiente, pequeño y dinámico. Para ello, claro está, requerirá de la disposición y la contribución de los estados miembros y asociados, del apoyo y la buena voluntad de los mismos que se empeñaron y lograron con éxito el establecimiento de la Asociación. En la Cumbre se mostró el deseo de los participantes de que la AEC iniciara sus actividades en el menor plazo posible y por eso se decidió que el Consejo de Ministros se reuniera a más tardar en noviembre para la aprobación del presupuesto, entre otras cuestiones.

Guatemala deberá ser sede de este encuentro o, en su defecto, México, Cuba y Saint Kitts/Nevis, como sedes alternativas, podrían acogerla. La puesta en funciones de la Asociación de Estados del Caribe abre, ciertamente, expectativas y esperanzas sobre bases y posibilidades reales. A juzgar por el desarrollo de la Cumbre de Puerto España, de sus discusiones serias y de los resultados obtenidos, -superiores aún a los que se esperaban- hay evidencias que permiten llegar a la conclusión de que la AEC irá cumpliendo, paso a paso, con los propósitos para los cuales fue creada. El Mar Caribe, mare nostrum de los caribeños, podrá ser a partir de estos momentos más nuestro, más integrado y a la vez más libre, si la decisión de los países y territorios bañados por sus aguas no flaquea, se sostiene y avanza con seriedad, racionalidad y firmeza.