Artículos

Internacionalismo cubano en Angola afianzó vínculos con Africa

Fecha: 

02/11/2005

Fuente: 

Prensa Latina
Si alguien pudiera preguntarse el porqué de la ascendencia de Cuba en numerosos países africanos, la respuesta se llama internacionalismo y Angola lo puso en primer plano.

La mayor de las Antillas tuvo a lo largo de sus más de 100 años de luchas por la independencia el apoyo de otros pueblos del mundo, por lo que los cubanos afirman que pagan con la misma moneda.

En el llamado continente negro los caribeños contribuyeron incluso con su propia sangre a las luchas contra el colonialismo y por la independencia, con pasajes memorables en la historia de países como el Congo y Guinea Bissau.

A inicios de 1965 el comandante Ernesto Guevara se reunió en el Congo Brazzaville con la dirección del Movimiento Popular para la Independencia de Angola (MPLA).

Ya en esos primeros contactos Cuba había aceptado ayudar al movimiento independentista contra el colonialismo portugués. El MPLA dispuso de contribución cubana en la formación de sus cuadros y fuerzas militares, incluida la preparación y arme de columnas guerrilleras.

Fue una colaboración directa entre 1965 y 1967, a partir de lo cual La Habana mantuvo su solidaridad con los revolucionarios angolanos en importantes escenarios internacionales, incluidas Naciones Unidas y el Movimiento de Países Alineados.

Una nueva etapa se inicia en 1975, en vísperas de la independencia de Angola, cuando está en marcha una confabulación en la que participan grupos contrarrevolucionarios internos, la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos, Sudáfrica y el régimen zairense de Mobuto Sese Seko.

Bajo tales peligros, el MPLA solicita con urgencia el envío de un centenar de instructores militares cubanos para preparar a las unidades de las Fuerzas Armadas Populares de Liberación de Angola (FAPLA).

El entonces primer comandante Raúl Díaz Argüelles, quien posteriormente pierde la vida en tierra angolana, asume la tarea como primer jefe de la misión militar de Cuba en aquel país.

La respuesta de La Habana quintuplicó el pedido del MPLA, cuyo líder, Agostinho Neto, aceptó emocionado la proposición de formar batallones y baterías de artillería en cuatro escuelas ubicadas estratégicamente en ese territorio africano.

"Si íbamos a mandar a nuestros hombres teníamos que enviar los suficientes para cumplir la misión y defenderse, porque un grupo demasiado pequeño habría sido arrasado", según el testimonio de Jorge Risquet, testigo de excepción de aquellas históricas jornadas.

Tres buques se encargaron de transportar a la mayoría de los 480 asesores entre el 5 y el 11 de octubre de 1975, a un mes de la fecha fijada para la proclamación de la independencia.

De igual forma arribaron 12 mil fusiles, piezas de mortero, antiaéreas y cañones antitanques, así como uniformes, alimentos y vituallas para dotar a las unidades de las FAPLA.

Se ponía en marcha la operación Carlota, en la que angolanos y cubanos derrotaron a las fuerzas extranjeras y sus aliados internos, confabulados para desgajar a la naciente república africana.

Por primera vez en la historia del continente las tropas racistas de Sudáfrica eran primero detenidas y luego obligadas a retirarse, en lo que comenzó como la triunfal marcha hacia Luanda, atenazada por el sur y el norte.

La independencia estaba a salvo. Tras el primer minuto de la madrugada del 11 de noviembre de 1975 el presidente Neto proclamó, en un mitin multitudinario, el nacimiento de la República Popular de Angola.

Pero vendrían otras batallas, durante los próximos casi 16 años, en los que pasaron por el país africano unos 300 mil cubanos, en particular reservistas, movilizados de manera voluntaria, fieles al principio del internacionalismo.

Aquella gesta preservó la integridad territorial de Angola, su independencia, pero también contribuyó decisivamente a la de Namibia, y en particular, al derrumbe del apartheid en Sudáfrica.

No es casual entonces que los vínculos cubano-africanos sean sólidos y se expresen así en Naciones Unidas y la propia Comisión de Derechos Humanos de Ginebra.

Allí donde países pobres del llamado continente negro resisten con hidalguía las presiones de Washington para que voten contra Cuba, o por el contrario, se suman a la marea internacional contraria al bloqueo, cual extensión de la operación Carlota.