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Semblanzas de Fidel en Camagüey aquel 4 de enero de 1959

Fecha: 

31/12/2023

Fuente: 

Cadena Agramonte

Autor: 

Los camagüeyanos de la década del cincuenta del pasado siglo tuvieron una vivencia única: ver a los combatientes del Ejército Rebelde –hombres y mujeres— descender de la Sierra al llano en los días iniciales de enero de 1959.
 
Con Fidel al frente tomaron Santiago de Cuba el Primero de Enero, y el Líder de la Revolución se dirigió al pueblo, desde el balcón del antiguo ayuntamiento, en demostración de que esta vez los mambises sí alcanzaron la plena independencia.
 
El día 2 fue la partida de la Caravana de La Libertad, la cual a su paso por poblados y ciudades recibió el saludo jubiloso del pueblo. No pasarían muchas horas del arribo a la provincia, por Guáimaro, en la fría madrugada del 4 de enero, proveniente de Holguín, de donde partió la noche anterior.
 
Recordar es volver a vivir. Cuando menos los pobladores de Guáimaro lo esperaban, él llegó a las inmediaciones del Parque de la Constitución. Durante el transcurso de todo el día anterior integrantes de otras columnas del Ejército Rebelde pasaron y saludaron al pueblo de la Cuna del Constitucionalismo cubano.
 
El grupo comandado por el Líder de la insurrección, cercano al Parque de la Constitución, buscaba un lugar en el que tomar refresco o ingerir cualquier líquido para aplacar la sed; sin embargo, el más cercano de los establecimientos: el Parque Bar estaba cerrado.
 
Fidel aceptó la invitación de un vecino de Guáimaro, Orlando Manduley, de ir hasta su casa, ubicada en la intersección de la calle Martí, No. 7 y Ana Betancourt, donde la familia acogió a los rebeldes durante unas dos horas.
 
Resultó que Manduley, nativo de Cauto Embarcadero, en la provincia de Granma, estaba emparentado con Celia Sánchez, la Heroína de la Revolución, quien se hallaba entre la comitiva. Él no la conocía.
 
Orlando Manduley Rivero, hijo, vuelve a recordarlo, a partir de la imagen que quedó en su mente porque apenas tenía ocho años cumplidos.
 
Retrató en la memoria la pose asumida por Fidel, de poner encima del refrigerador el plato del que tomaba los alimentos que ingería, facilitado por su alta estatura.
 
La casa se llenó de vecinos. La madre empezó a repartir galletas y refrescos, mientras que Celia se ofreció a realizar los quehaceres domésticos.
 
En Guáimaro, Fidel recibe el aviso de que en Camagüey tropas masferreristas estaban apostadas en el hospital en construcción -hoy Manuel Ascunce Domenech— haciéndole resistencia a la Revolución. Ordenó que los tanques se posicionaran delante y avanzaran para neutralizar esa acción.
 
El viejo Manduley, ya fallecido, recordó que la llegada de los rebeldes fue una novedad, regalaban balas como trofeos de guerra y trajo a colación uno de los comentarios de Fidel, acerca de su convicción del triunfo porque la razón estaba de su lado.
 
Orlandito, cuando Fidel llega a su casa, estaba durmiendo. La mamá lo llamó y fue directo para la cocina. “Si mal no recuerdo me dio unas palmadas en la cabeza o en la cara”.
 
María Cristina Rivero, la ama de casa, fallecida también, recordó que Fidel quiso tomarse una fotografía con la familia en la saleta de la casa, instantánea que nunca lograron recuperar.
 
Antes de continuar hacia Camagüey, donde arribarían a media mañana, hombres, mujeres y niños aclamaron a Fidel en Guáimaro.
 
¡En Camagüey la Caravana!
 
Una de las fotos que acompaña esta semblanza no deja mentir. A la entrada Fidel hace un alto y dialoga hasta el momento de la partida e inicia un recorrido por la ciudad. Ese día tuvo una agenda muy cargada: recibió en el aeropuerto de Camagüey a varios compañeros que venían de La Habana para informar sobre la situación en la capital.
 

Concedió entrevista en el aeropuerto al periodista Luis Navarro de la cadena de Radio y TV CMQ y hace un alto en la sede del regimiento militar Ignacio Agramonte, donde se encuentra con autoridades de la provincia.
 
En la céntrica calle Avellaneda habitantes de diferentes edades aclamaron a los rebeldes, como quedó plasmado para la historia, en las fotos del aficionado Alberto José Lluesma Castañal  -ya fallecido— quien declaró a la prensa lo increíble del hecho y el orgullo que sentía.

 

Llegó la noche del 4 de enero. La Plaza de la Caridad acogía a Fidel y a sus compañeros de lucha. Una multitud se reunía para escuchar sus orientaciones y las valoraciones que tenía sobre el éxito y de lo difícil que sería de ahora en adelante.

“Cuando hoy atravesaba las calles de Camagüey, donde encontraba tantas caras emocionadas, tantos brazos que se alzaban, cuando parecía que todo era una alegría inmensa en los rostros, yo pensaba en otras cosas. Yo decía: cada hombre y cada mujer y cada joven y cada anciano, cada niño, parecía ser feliz.

“Cualquiera diría que aquella gente no tenía problemas, que aquella gente no tenía preocupaciones.  Sin embargo, yo decía: detrás de cada rostro que se alegra, cuántas preocupaciones habrá.
 
“¿Cuántos de aquellos hombres y mujeres que caminaban, que rebosaban de júbilo, cuántos tendrían trabajo, cuántos tendrían un centavo en el bolsillo, cuántos podrían tener la seguridad de que si enfermaba un hijo o un hermano iba a tener con qué comprarle la medicina?  ¿Cuántos tendrían un techo decoroso donde vivir?
 
Imágenes del Líder Histórico describen lo ocurrido hace 65 años en Camagüey: “Si aquí en esta plaza se ha reunido virtualmente la ciudad entera, es porque a la ciudadanía le está interesando su destino, es porque a la ciudadanía le está interesando todo cuanto atañe a su futuro y a sus derechos.
 
“Esos tanques son del pueblo; se los hemos arrebatado a la tiranía para dárselos al pueblo.  Y por eso esta mañana tuvimos la singular satisfacción de ver que a nuestro tanque el pueblo le tiraba flores.
 
“Y no es un tanque, son 16 tanques: los tanques que mandaron para perseguir a los rebeldes, y los rebeldes van ahora para La Habana con los tanques”.
 
Cada uno de los camagüeyanos interpretemos lo expresado hace pocas horas en Santiago de Cuba por el General de Ejército Raúl Castro.
 
“El triunfo de hace 65 años significó para Cuba y los cubanos el concepto mismo de poder, cuando todo el pueblo se convirtió en protagonista de su destino, por eso tenemos que defender y llevar adelante esta Revolución de los humildes, con los humildes y para los humildes”. (Fotos: Archivo y Alberto José Lluesma Castañal)