Esta isla de Cuba donde quiero
un instante inmortal ver mi alegría,
es la patria que Castro combatía,
el cielo es de sus barbas de lucero.
Aquí abrazo a Fidel de cuerpo entero,
su estatura ha llegado sobre el día,
desde el pueblo hasta el pueblo que lo guía
por el puente del hombre venidero.
Cuba luce a la par que Castro existe
y hay entre ambos un tono tan profundo
que hasta el eco es historia que resiste.
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