Carta y Mensaje

Carta de Fidel a Celia

Sierra Maestra, Julio 31 de 1957

Querida Aly:

Cuesta trabajo creer la noticia.  No puedo expresarte la amargura, la indignación, el dolor infinito que nos  embarga.  ¡Qué bárbaros!  Lo cazaron en la calle cobardemente valiéndose de todas las ventajas que disfrutan para perseguir a un luchador clandestino.  ¡Qué monstruos!  No saben la inteligencia, el carácter, la integridad que han asesinado.  No sospecha siquiera el pueblo de Cuba quién era Frank País, lo que había en él de grande y prometedor.  Duele verlo así, ultimado en plena madurez, a pesar de sus veinticinco años, cuando estaba dándole a la revolución lo mejor de sí mismo.  Guardaré sus últimas cartas, escritos, notas, etc., como prueba de lo que fue ese talento asesinado en la flor de su vida.  ¡Cuánta pérdida significa esta lucha!  ¡Cuánto sacrificio va costando ya esta inmunda tiranía!  ¡Y los que faltan!  ¡Los que serán necesarios hacer todavía! ¡Los que debe realizar nuestro Movimiento, sin vacilación, ahora más que nunca!  La muerte de Frank debe marcar una etapa nueva en esta lucha.  ¡Basta ya de que estén asesinando a nuestros hombres por las calles impunemente!  Todos los esbirros, todos los miserables que sirven a este régimen de un modo o de otro, todos los politiqueros juntos no valen la vida de un Frank País, pero hay que hacerles llegar el castigo que merecen, hay que hacerles cosechar los frutos de odio y de muerte que están sembrando.  ¡Toque también a las puertas de sus casas el exterminio que han decretado contra nuestra juventud! ¡Paguen con sus vidas miserables los crímenes que están cometiendo, cobrémosles el precio que merecen!  Porque es mucho lo que ha sufrido este país en manos de bandidos y malvados.  ¡Son muchos los Guiteras, los Abel Santamaría, los Frank País asesinados!  ¡Todos los colaboradores de Batista, grandes o pequeños, son reos de traición y de lesa humanidad, son cómplices de lo que  está ocurriendo, están manchados con la sangre pasada y presente que este malvado sin entraña ha costado a nuestra patria!  ¡Decretemos también la guerra de exterminio al crimen despiadado, a la complicidad, a la traición!  ¡Hasta cuándo los Salas Cañizares, los Cruz Vidal, los Ventura, Los Fajet, los Masferrer, los Alliegro, los Santiago Rey, amasadores de fortuna, gentes sin escrúpulos, sin entrañas, sin alma, van a estar  sembrando  la muerte y el luto a voleo sin verlos caer también acribillados por la mano justiciera de nuestro pueblo?  ¿Qué es tarea difícil porque andan rodeados de guardaespaldas, qué puede evitar muchas vidas? ¿Es que alguien puede estar pensando en su vida después de ver asesinado a Frank País, el más valioso, el más útil, el más extraordinario de nuestros combatientes?  ¿Qué esperan nuestros jóvenes? ¿Qué esperan los miles y miles de cubanos deseosos de hacer algo?  ¿Es que  no estamos viviendo realmente una etapa heroica en que el sacrificio de la vida por salvar la patria ya no importa a nadie?  ¿Es que no hemos visto aquí a nuestros hombres avanzar bajo una lluvia de balas para tomar un objetivo¿  ¿Es que no estamos viendo a nuestros presos avanzar resueltamente hacia la muerte más cruenta en huelga de hambre?  ¿Es que no vemos a las mujeres avanzar en manifestaciones pro las calles desafiando los tiros y los palos?  ¿Es que vimos a Frank País abandonar su puesto a pesar del peligro inminente que lo amenazaba?  No.  ¡Ha llegado la hora de reaccionar como corresponde a las circunstancias!   Ha llegado la hora de hacer algo.  Ha llegado la hora de exigir a todo el mundo que haga algo.  Ha llegado la hora de exigirle a todo el que se dice revolucionario, a todo el que se dice oposicionista, a todo el que se llame persona digna y decente, sea cual fuere la institución, partido u organización a que pertenezca.  ¡Basta ya de contemplaciones pueriles! ¡Basta ya de gentes que se crucen de brazos esperando que otros mueran y hagan todos los sacrificios!  Y si no entienden razones, si no atienden sentimientos, obliguémoslos con nuestros hechos a que cumplan con su deber.  Encendamos la Isla de un extremo a otro.  Hagámosle imposible la vida a todo el mundo en estas condiciones de oprobiosa tiranía.  Pongamos a la nación entera ante este dilema: o se pone fin a Batista con todo lo que significa de opresión, de crimen, de bandidaje y salvajismo o el país se arruina y perece.  Yo no puedo resignarme a la idea de ver morir a nuestros mejores jóvenes y que todavía haya gente bailando, fiestando y politiqueando.  ¿Es que no somos capaces de estremecer a la nación?

Te ruego hagas llegar de cualquier modo a todos los cuadros de nuestro Movimiento esta exhortación que no es mía personal sino de todos los que estamos aquí con las armas en la mano, rabiosos de no haber podido estar al lado de Frank cuando esos cobardes lo asesinaron en pandilla, lamentándonos de no poder estar también en las calles de Santiago, la Habana cazando esbirros, y  a punto de hacer aquí cualquier disparate…

Por el momento tú tendrás que asumir, respecto a nosotros, una buena parte del trabajo de Frank y de lo cual estás más al tanto que nadie.  Sé que no te faltarán fuerzas para añadir nuevas obligaciones a las que ya rebasaban el límite de tu resistencia física y mental.  Pero estos son momentos extraordinarios en que la voluntad y las energías se multiplican.  En cuanto a la Dirección Nacional, nos parece que alguien debe asumir las funciones de Frank, aunque parte de ellas puedan asumirlas otras personas.  En lo esencial, nos parece que el compañero médico  puede tomar el lugar de Frank y por tanto deben ponerlo al corriente de todos los asuntos que éste tenía en sus manos.

Ahora más que nunca debe implantarse la disciplina que tanto exigió Frank.  No queremos tener que oír aquí más las dolorosas quejas que  motivan algunos compañeros con su comportamiento.

A René que venga a la Sierra, pues necesito hablar urgentemente con él.

Dejo para otra ocasión los demás asuntos.

Ruego me informes a la mayor brevedad la forma en que están  afrontando la situación.

En el punto donde me encuentro improviso la forma de escribir estas líneas.
(Ilegible) comunicaban los cambios de nombre.  ¡Como me duele no poder escribir ya a Christian!

Abrazos,
Alejandro
31/07/1957