Carta y Mensaje

A su hermana Agustina Castro (1953)

Querida hermanita:

Recibí tu carta y no te había contestado porque estaba muy ocupado con el juicio.

Estoy muy contento porque veo que adelantas mucho, escribes bien, tienes bonita letra... y sobre todo, no te olvidas de tu hermano.

La prisión no es tan mala. Agustinita, desde lejos luce más fea de lo que realmente es: aquí se vive, se piensa, se siente y se quiere; no importa que nos falten muchas cosas materiales y que nuestro mundo se reduzca a unos cuantos metros cuadrados de cemento, si tenemos buenos libros que nos permitan olvidar nuestras penas físicas, instruirnos y mejorarnos. No hay tiempo perdido si de él sacamos algún provecho útil. Muchos de los que están en la calle lo pierden y malgastan su libertad que de nada les sirve.

Háblame de tus estudios, de lo que más te gusta y del lugar que ocupas en la clase. Me han dicho que eres estudiosa ¿Es cierto? ¿Haces todo lo que puedes? El deber de todo estudiante es aspirar al primer lugar: lo obtendrá sin duda el que posea más voluntad y constancia; pero no debe conformarse solamente con ser el primero en los estudios; sino también en el comportamiento, en el ejemplo, en el compañerismo, la amistad y la comprensión para los demás. A los profesores, respetarlos, a los compañeros, entenderlos. Muchas veces pensamos mal de los que realmente no sabemos comprender ¡Cuántas veces hacemos infelices a los demás por esa razón!

Los años del Colegio son los más felices: esto nos lo repetían siempre los mayores, pero nunca lo comprendíamos. No hay felicidad mayor que una lección bien aprendida. Cuando somos grandes y nos enfrentamos a la vida nos damos cuenta de la inmensa utilidad de los estudios y siempre nos queda un pequeño remordimiento por el tiempo que podamos haber perdido. La juventud es la edad preciosa del aprendizaje: todo nos impresiona y todo lo retiene nuestra mente, es la edad de las ilusiones que serán realidades si sabemos forjarla con nuestro esfuerzo.

Tu Colegio es magnífico, yo sé que tú lo quieres mucho y lo querrás más a medida que pase el tiempo. Sus métodos tradicionales de enseñanza por su sentido práctico y por su perenne preocupación por el desarrollo pleno de la personalidad del alumno hacen de él una verdadera fragua de caracteres. Tú me dirás ¿y cómo sabes eso? Sencillamente porque en la educación hay distintos sistemas de enseñanza, distintos puntos cardinales por decirlo así. Si conocemos el rumbo no hace falta estar en la nave para conocer su meta. Además yo lo recuerdo desde que era estudiante: los alumnos del Cristo gozaban de muy buena fama y los muchos que conocí justificaban plenamente esta buena opinión.

Agustinita, no estés nunca triste porque tus hermanos estén presos. Piensa en la Historia de nuestra patria que tú has estudiado y comprenderás el sentido de nuestro sacrificio.

Hoy no te escribo más; espero me contestes pronto. Recibe un abrazo cariñoso de tu hermano que te quiere.

Fidel

25/09/1953