Valoraciones

Somos de la misma estirpe

El oro en los Juegos Olímpicos de Sidney 2000 es mi mayor tesoro. Fidel influyó mucho. La idea de los preparadores fue bajarme a 57 kilogramos. Era imposible, estaba débil. Lo comuniqué y no entendieron. Contacté con el Comité Central del Partido y el  
Comandante me atendió. Realizó una llamada y volví a los 60 kilos. Peleé como un león. Al bajar del avión la medalla fue a su cuello.  
 
Tuve pocas derrotas. La de la Copa del Mundo por equipos en el 2002, en Kazajistán, dolió. Problemas personales influyeron. El colectivo técnico decidió enviar a Rudinelson Hardy. De repente se echaron para atrás. Aclaré que no estaba en condiciones. La respuesta de Sarbelio Fuentes fue: «¿Qué se le dirá al pueblo sobre tu ausencia?».
 
Al final asistí y perdí ante Ruslan Musinov. Se acabó una cadena de cuatro años invicto. Cuando llegamos a Cuba, a las 3:00 a.m., imaginé que nadie nos esperaría en el aeropuerto; pero allí estaba el Comandante en Jefe. Con tremenda vergüenza le dije que no tenía justificación, que me comprometía a no perder más. Su respuesta no la olvido. «¡Levanta la cabeza, tú y yo somos de la misma estirpe!». Eso me impulsó… ¡y de qué manera!

Tomado de: 

"Yo conocí a Fidel"
29/05/2020