Discursos e Intervenciones

Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en el acto de abanderamiento del contingente de macheteros Primero de Mayo, efectuado en el teatro "Lazaro Peña", de la CTC Nacional, el 23 de noviembre de 1992

Fecha: 

23/11/1992

Compañeras y compañeros:

Acabamos de entregar la bandera al contingente Primero de Mayo, como homenaje a las 15 zafras en que ha participado desde su creación. Algunas brigadas llevan más tiempo, desde antes de 1978; pero aquí estamos realmente homenajeando al contingente que se creó en esa fecha.

Morales nos habló de los récords productivos de este contingente, y es algo verdaderamente admirable. El nos dice que han cortado en estos 15 años, aquí en la provincia de La Habana, 1 708 millones de arrobas de caña —no sé si ustedes han meditado lo que significan 1 708 millones de arrobas—; con eso se puede producir más de 2 millones de toneladas de azúcar. Es una cifra verdaderamente impresionante.

Impresionantes son las cifras de macheteros que son decimillonarios, o que fueron decimillonarios, o las veces que fueron decimillonarios; no sé si son los mismos macheteros o sumados todos una zafra con otra, pero fueron creo que 3 527 veces que los hombres del contingente cortaron más de 100 000 arrobas de caña en una zafra. Creo que son más de 200 los que cortaban o promediaban más de 100 000 arrobas.

¿Los 212, Morales, qué son? (Alfredo Morales le responde que 3 527 son decimillonarios y 212 bidecimillonarios) Es decir, 200 000 arrobas.

Había otra cifra por ahí de 274. ¿A qué se refería? (Le responde que son los que han cortado un millón) ¡Ah!, 274 han cortado un millón en total (APLAUSOS). Eso significa que 274 hombres han cortado caña en conjunto para 350 000 toneladas de azúcar aproximadamente. Es serio cuando uno piensa el sudor, el esfuerzo y el sacrificio que han sido necesarios ara cortar esa cifra de caña. Es una extraordinaria lista de récords; pudiéramos llamar a los del contingente Primero de Mayo campeones olímpicos en el corte de caña, medalla de oro (APLAUSOS). Por eso al entregarle hoy la bandera al contingente y a cada uno de los jefes de brigada, lo hacemos como un símbolo de lo que este movimiento de voluntarios ha significado a lo largo de los años.

Creo que por ahí andaba otra cifra, referida a que en los 20 últimos años los macheteros del movimiento de la CTC habían cortado en todo el país 20 000 millones de arrobas. Eso es equivalente a casi tres zafras. Los movilizados de la CTC y los demás voluntarios en general, es decir, el movimiento millonario, incluidos campesinos, el Ejército Juvenil del Trabajo, han cortado 35 000 millones de arrobas, lo cual es equivalente, prácticamente, a unas cinco zafras de más de 8 millones de toneladas de azúcar.

Baste decir, por ejemplo, que los del contingente Primero de Mayo han cortado en 15 años —porque hay dos cifras aquí, la de 20 años del movimiento millonario y la del contingente Primero de Mayo de la capital, que tiene 15 años de creado como tal contingente— caña suficiente para más de tres zafras de la provincia La Habana.

He querido citar estos ejemplos para que podamos tener una idea mucho más expresiva de estos números que aquí ha mencionado el compañero Morales. Eso pertenece a la historia del movimiento obrero, a la hermosa historia del movimiento obrero en estos años de Revolución, a la extraordinaria participación de los obreros; una historia no del todo conocida, escrita —como decía Ross— a veces anónimamente, pero que expresa lo que es nuestra Revolución, su contenido social, su contenido proletario.

El corte de caña es uno de los trabajos más duros, prueba de ello es que hay países donde desapareció la producción de azúcar porque desaparecieron los macheteros y no hubo máquina que los sustituyera.

En Puerto Rico prácticamente desapareció la producción de azúcar, y hubo un tiempo en que producían y exportaban un millón de toneladas; hoy no sé si producirán para el autoabastecimiento. En Santo Domingo tienen una fuerza de inmigrantes muy grande, que son los que cortan la caña. En ninguno de esos lugares se ha mecanizado propiamente el corte de caña.

Pero aun en nuestro país, con la Revolución, habría sido difícil mantener zafras con 350 000 macheteros, puesto que surgieron infinidad de oportunidades nuevas para nuestros trabajadores y, naturalmente, el número de hombres que hacían cola en los cañaverales fue desapareciendo. Aquellos que hacían cola desde los primeros años de la Revolución, quizás ya en la tercera o cuarta zafra habían desaparecido; no todos, pero ya no había colas, fue disminuyendo cada año el número de macheteros habituales y fueron sustituidos por los voluntarios, fundamentalmente. Ya no había aquel profesional del corte de caña en las zafras, y de tal modo estas se fueron mecanizando, que últimamente participaban unos 50 000 ó 60 000 macheteros nada más, de 350 000 que participaron en el año 1970.

No habría sido posible, o habría sido muy costoso y muy complicado para nuestra economía mantener la zafra sobre la base de 350 000 macheteros. Aun en período especial, la estrategia que se ha seguido es tratar de obtener de todas formas el combustible para las combinadas, ya que el costo en campamentos, movilización, alimentación, ropa, zapatos y otros gastos de 350 000 macheteros habría sido más elevado para nuestra economía. Por eso tenemos que arreglárnoslas para disponer de alrededor de 60 000 toneladas de diesel para que las combinadas trabajen en la zafra.

¿Por casualidad, Herrera, incluye el gasto de los camiones que transportan la caña? (Herrera le responde que solamente el corte) De todas maneras la caña había que trasladarla, pero las que sustituyen a los macheteros y a las alzadoras son las combinadas, que tradicionalmente consumían esas 60 000 toneladas de combustible, aproximadamente, en los últimos años, y pienso que ahora consuman un poco menos.

Se siguió esa estrategia; sin embargo, fue necesario siempre disponer de una fuerza de macheteros voluntarios, además de los trabajadores habituales, de los campesinos, puesto que, en primer lugar, no se pudo mecanizar todo repentinamente, sino a lo largo de los años, y, en segundo lugar, porque hay áreas que no se pueden mecanizar ya que son onduladas o pedregosas, donde hacía falta mantener una fuerza de macheteros voluntarios. Y en eso la CTC ha desempeñado un importantísimo papel.

Eso que forma parte de la historia se convierte este año en una necesidad muy especial, porque estamos en período especial.

(Un compañero le pide permiso al Comandante para expresarle que él fue el primer cubano que cogió medalla de oro en Puerto Rico, que se incorporó a cortar caña, y ha cortado mucha caña y la seguirá cortando, porque él ha sido su fuente de inspiración).

Está bien.

En mi tiempo corté alguna caña también; pero, claro, nunca pude competir con Braulio ni con la gente suya. Solo una vez se me metió en la cabeza cortar 1 000 arrobas.

Nosotros nos movilizábamos un número de días en aquellas zafras históricas, y una vez se me metió en la cabeza cortar 1 000 arrobas —la caña estaba buena, era una 43-62, desgraciadamente ya no tenemos esa caña a causa de la roya; era por allá por Camagüey, en Vertientes.

Yo tenía por hábito trabajar cuatro horas por la mañana y cuatro por la tarde; no era como esos decimillonarios de ustedes, pero trabajaba las cuatro horas sin detenerme, era una práctica, me gustaba hacer lo mismo que hacía en las montañas: cuando tenía que hacer una jornada, no sentarme en el camino ni una vez, porque uno se sienta y tiene que levantarse otra vez, una y otra vez, y a cada rato tiene deseos de sentarse. Cuando se está cortando caña, uno no se puede tomar la libertad de pararse, y yo cortaba las cuatro horas seguidas y después, por la tarde, otras cuatro horas y más o menos promediaba con caña buena 400 ó cuatrocientos y pico —es una idea, no vayan a creer que estoy exagerando—, a veces un poquito más. Los primeros días, como ustedes saben, con guante y todo, salen las ampollas y todo eso, los huesos todos le duelen al cortador de caña, y solo ya cuando han pasado varios días es cuando realmente está —como dirían los atletas— entrenado, listo para la prueba. Y ese fue el último día, pero estuve hasta las 11 de la noche; la verdad que ese día sí fui del contingente Primero de Mayo y llegué a las 1 000 arrobas (RISAS Y APLAUSOS).

Trato de imaginarme a todos esos compañeros que cortaban todos los días 1 000 arrobas, tengo una idea del esfuerzo de lo que eso significa.

Estábamos hablando —a ver si te acuerdas, Braulio, cuando surgió esta simpática participación del compañero— de que ahora estamos en período especial y se necesita un esfuerzo, yo no diría que un esfuerzo especial —el esfuerzo que han estado haciendo ustedes, los del contingente, ha sido un esfuerzo especial cada año—, sino se necesita un esfuerzo más eficiente en esta zafra, más organizado, más oportuno, puesto que no tenemos mucha caña o, pudiéramos decir, tenemos menos caña.

En la zafra pasada se logró la proeza, en período especial, de producir siete millones de toneladas de azúcar. Es una verdadera proeza. Yo sé que mucha gente en el mundo se admiró del hecho de que nuestro país, aun en período especial, pudiera producir siete millones de toneladas de azúcar, y que los produjera con el 30% de los recursos con que históricamente hacía la zafra.

Aunque ya estábamos siendo afectados por una serie de problemas, de limitaciones de recursos, había suficiente caña para producir los siete millones. Se hubiera podido producir un poco más si la zafra se hubiera hecho perfecta, si no se dilata mucho, si no se mete en junio, porque cuando la zafra se mete en junio equivale a cortar, en ese mes, cientos de millones de arrobas con un rendimiento del 6% o menos, que hubieran podido tener un rendimiento en marzo del 11%, o el 11,5% y en algunos casos del 12% y más de azúcar.

Caña que se corta en junio está produciendo la mitad del azúcar, y en esta zafra pasada se cortó mucha caña en junio. Caña que se corta en la segunda mitad de mayo —y este año se cortó mucha caña en la segunda mitad de mayo, ya cuando habían empezado las lluvias— es caña que produce mucho menos azúcar.

Calculo que con una zafra perfecta, la misma caña habría podido producir unas 7 300 000 toneladas de azúcar. Y nos venían muy bien esas 300 000 toneladas de azúcar, porque los insumos que necesita la zafra, por reducidos que sean en esta época, resultan indispensables y cuestan decenas de millones de dólares. Trescientas mil toneladas de azúcar habrían podido significar unos 60 millones de dólares; ni se imaginan ustedes lo que se compra con 60 millones de dólares de insumos para la zafra y de acero para los centrales azucareros, un poco de herbicida, un poco de fertilizantes.

En esas condiciones se produjeron siete millones; pero este año, como decía, tenemos menos caña porque, lógicamente, hemos dispuesto de menos insumos para la agricultura en este año. Es decir, ya hace rato que no se fertilizan las cañas de frío que son las que más rinden. Las cañas de frío de la anterior campaña, de 1991, no recibieron ningún fertilizante en el año 1992; las siembras de primavera no recibieron ningún fertilizante en el año 1992, y de los retoños, aproximadamente la mitad recibió fertilizante, la otra mitad no recibió ningún fertilizante.

¿Por qué se priorizan los retoños? Porque en el retoño es donde el incremento es mayor con el uso de fertilizantes. Por su edad, porque la siembra es nueva, por su población, por los fenómenos bioquímicos que tienen lugar en el suelo, una caña de frío produce más, incluso, que una de primavera; pero si le añades fertilizantes se incrementa la producción en algunos miles de arrobas, aunque no en tantas como se incrementa la producción por caballería cuando se fertiliza el retoño. El retoño ya es más débil, la tierra está más agotada a medida que se van haciendo sucesivas cosechas y necesita más el fertilizante.

La caña de retoño necesita más del fertilizante que la caña nueva; por eso se han priorizado los retoños, para echarles ese poquito de fertilizante de que disponíamos. Pero no era fertilizante completo, era principalmente nitrogenado. Es que necesitamos el potasio y el fósforo fundamentalmente para la producción directa de alimentos: hay que echarle a la papa, hay que echarle al plátano, hay que echarles a los cultivos alimenticios en general.

Al arroz se le está añadiendo casi exclusivamente nitrógeno, no hemos dispuesto de suficiente potasio y fósforo para todo el arroz.

Luego la caña no ha podido recibir sino muy pocas cantidades de fertilizantes completos. Ya pensamos para el próximo año añadirles aunque sea un poco de nitrógeno a todos los retoños; estamos estudiando la forma de hacerlo.

Tenemos las llamadas bases de amoniaco, que trabajan con amoniaco y se lo inyectan directamente al suelo a través de unos equipos. Este año se les pudo aportar amoniaco a unas 20 000 caballerías aproximadamente, pensamos para el año que viene aplicárselo directamente a más de 30 000 caballerías; el plan era un poquito más amplio, pero va a estar en dependencia de los suministros que esperamos de los materiales y de los tanques para las nuevas bases de amoniaco. Todo eso tiene que llegar a tiempo si se quiere utilizar después del corte.

De todas maneras pienso que podemos aumentar el fertilizante nitrogenado con amoniaco, por lo menos, hasta 30 000 caballerías. Y estamos pensando también traer amoniaco para producir nitrato de amonio en nuestras fábricas de Nuevitas y de Cienfuegos, porque es más económico que comprar urea, ya que si usted compra una tonelada de urea tiene que gastar unos 160 dólares por tonelada —el precio más el transporte—, si compra el amoniaco cuesta alrededor de 105 ó 110 dólares la tonelada.

Ahora, para una caballería de caña se necesitan, por lo menos, dos toneladas de urea, ya son más de 300 dólares por caballería; para una caballería, con amoniaco, es suficiente una tonelada, es decir, son 110 dólares contra 320 dólares. Por eso es tan económico utilizar el amoniaco; ya veníamos en ese proceso, pero depende de las bases de que se dispongan. Cada base permite fertilizar unas 1 500 caballerías.

Las plantas nuestras pueden producir nitrato de amonio y también es económico, aunque no es tan económico como aplicar directamente el amoniaco. Con una tonelada de amoniaco se producen más de dos toneladas de nitrato de amonio, ya que el amoniaco es muy rico en nitrógeno, y con una tonelada de amoniaco procesado en nuestra industria, con algún gasto que hay que hacer en la industria después, se pueden producir dos toneladas de nitrato de amonio; con ello se puede fertilizar una caballería, no de una manera óptima, sino de una manera bastante buena, con nitrógeno.

Esos son planes que pensamos poner en práctica para el año 1993, para que todos los retoños, por lo menos, reciban una cantidad de nitrógeno. Todavía no hemos podido desarrollar un biofertilizante aplicable masivamente a la caña que aporte nitrógeno.

Por el momento, no podemos pensar tampoco en aplicarles las cantidades de fósforo y potasio convenientes. Hay que trabajar a base del fósforo y del potasio que están en el suelo, y también utilizando los residuos: toda la ceniza de los centrales azucareros, que tiene potasio, hay que llevarla al campo, todo el abono orgánico que sea posible. Pero, desde luego, con ceniza y con abono orgánico se fertilizan algunos miles de caballerías, no 100 000. Ojalá con ceniza se pudiera resolver todo el problema; pero no hay suficiente ceniza para fertilizar con potasio 100 000 caballerías de caña, ni suficiente abono orgánico para fertilizar 100 000 caballerías de caña de retoño o casi 100 000 —no llegará a muchos miles, ni siquiera a 10 000.

Por eso ahora el único recurso, el elemento principal, el más importante, que es el nitrógeno, hay que lograr aplicárselo de alguna otra forma a los retoños. Todavía no podemos pensar en fertilizar, no hay recursos para fertilizar las cañas de frío y las cañas de primavera, es decir, las siembras; pero, desde luego, será una situación mejor para el año 1993.

También se produjeron reducciones en la siembra de caña en el año 1991, sobre todo de las cañas de frío. Ya este año hay un incremento de la siembra de frío. ¿A cuánto llegaremos a finales de año, Herrera? (Le responde que hasta ayer tenían 8 907) Casi 9 000. Tú piensas sembrar un poco con riego ahora, ustedes tenían reservadas áreas con riego. (Le dice que tienen para llegar a las 11 000 del plan con riego, excepto unas 200 caballerías). ¿El año pasado cuántas se sembraron de frío? (Le responde que 6 800)

¿Entre frío y primavera a cuánto llegaremos este año? (Responde que a 20 000 caballerías si se siembran 11 000 de frío). Y si no sembramos las 11 000, por lo menos a unas 19 000. ¿Cuántas tenemos de primavera? (Le dice que 8 900) ¿El año pasado en total cuántas se sembraron de cañas nuevas? (Le responde que 16 200) Habrá por lo menos unas 3 000 caballerías más de cañas nuevas, a pesar de que se ha dispuesto de menos recursos: en el año 1992 hemos tenido muchas más dificultades con los combustibles que en el año 1991. Se cortó en 1992 casi toda la caña. El promedio de edad de las cañas será menor.

En la zafra próxima está influyendo todo esto: los fertilizantes, las siembras que se hayan podido hacer anteriormente, la edad de las cañas, el combustible para la preparación de tierra. Para ahorrar combustible en la preparación del suelo hemos acudido a los multiarados, fabricamos una cantidad elevada. El multiarado es un equipo nuevo ideado por el compañero Bouza, un ingeniero cubano que de milagro no está por aquí —se han olvidado de invitarlo a pesar de todo lo que tienen que agradecerle (APLAUSOS)—, que inventó el multiarado y eso puede ahorrar un 30% ó un 40% de combustible en la preparación de tierra. Ya este año sí hemos trabajado con el multiarado, tanto en la preparación de tierra para la caña como en la preparación de tierra para las empresas de cultivos varios de viandas, vegetales, etcétera.

El combustible influye también en el riego. Ha sido necesario sacrificar el riego en muchas áreas cañeras cuando disponíamos de las máquinas, de los equipos de riego, pero no disponíamos de suficiente combustible a lo largo de este año para aplicar el regadío. Eso ha influido también. Estoy hablando de factores objetivos.

Ha influido la escasez de herbicida, se ha dispuesto de muy poco herbicida, ya que es un producto muy caro, y, puestos a escoger entre herbicida para la caña y leche en polvo para los niños, ha habido que disponer de esos recursos para la leche en polvo, para alimentos —tengan presente que por cada divisa convertible aquí compiten muchas cosas. Ha sido poco el herbicida, y hay algunos tipos de malezas que requieren—sobre todo allí donde nacen los bejucos —determinados tipos de herbicidas porque después el problema es que resulta muy difícil eliminarlos con el azadón, y por mucho azadón que usted emplee hay algunas malezas que no se pueden eliminar solo con el azadón. Esto también influye después en la zafra, porque es más fácil cortar la caña sin bejuco que la caña con bejuco.

Hay otros factores que se unen a esto: está la quema, elemento importante, y por qué es necesario reducir las quemas, las que estamos reduciendo al mínimo. Ha habido un porcentaje mayor de enhierbamiento pesado. Y si le añadimos que las movilizaciones no fueron suficientes para hacer todas las limpias que habría sido necesario hacer en junio, julio y agosto, entre otras cosas porque las zafras se dilataron, y si las zafras se dilatan hasta junio, se está empleando casi toda la fuerza de trabajo y casi todos los recursos para producir menos azúcar en esos meses, y, por consiguiente, falta fuerza de trabajo, toda la necesaria para sembrar, limpiar y resembrar en esos meses críticos. De ahí la enorme importancia que tiene terminar la zafra en fecha; es muy importante, es decisivo.

Todos esos factores han estado influyendo en la disponibilidad de caña de este año: tenemos menos caña, no podemos ni pensar en llegar a una zafra de 7 millones de toneladas, pero la caña disponible tenemos que utilizarla de manera óptima. Ese es nuestro problema del año 1993, porque el azúcar es el renglón fundamental, con el azúcar compramos combustible, una gran parte del azúcar se emplea en comprar el combustible que el país necesita para moverse, para que no se paralice.

No se olviden de que estamos en un país donde más del 90% de la población ya disfruta de la electricidad. Al triunfo de la Revolución era menos, era un poco más de la mitad de lo que hoy tenemos, estaba electrificado solo un 50% de la población —si acaso, no llegaba— y consumían menos electricidad, tenían menos artículos electrodomésticos las familias; ahora tenemos casi el doble de población y el 90% de la población recibe electricidad, y el intercambio de azúcar por petróleo, desgraciadamente, no es el del año 1959. Si estuviéramos en el año 1959, con un millón de toneladas de azúcar conseguíamos todo el petróleo que hoy necesitamos, aparte de la producción nacional; pero no estamos en el año 1959 ó 1960 cuando empezó el bloqueo de Estados Unidos, estamos en el año 1992 y vamos para 1993, y hay que emplear casi todo el azúcar en comprar combustible para mantener el país funcionando. Otra parte se dedica a la adquisición de alimentos; otra parte tiene que dedicarse a la adquisición de insumos —nos referimos a nuestro renglón más importante, el azúcar.

Tenemos ingresos por el níquel, el níquel también ha bajado de precio; tenemos ingresos por las exportaciones pesqueras, fundamentalmente langostas y camarones; tenemos exportaciones de tabaco, café, licores, productos de la biotecnología y la industria farmacéutica, equipos médicos, servicios; tenemos ingresos por el turismo, son los que más crecen, están creciendo rápidamente pero están muy lejos de ser suficientes, tienen que pasar años antes de que los ingresos por el turismo empiecen a competir con los ingresos por la caña, antes de que los ingresos por la biotecnología, la industria farmacéutica y de equipos médicos compitan con la caña, se necesita tiempo. Tenemos programas importantes en desarrollo que deben incrementar los ingresos del país, pero se necesita tiempo.

Hoy, como consecuencia de las guerras en el Medio Oriente y de carteles que se formaron entre los productores de petróleo, con una tonelada de azúcar, como se ha dicho otras veces, se compra solo 1,4 toneladas de petróleo; en los años 1959 y 1960, lo vuelvo a repetir, eran alrededor de 8 toneladas de petróleo por una de azúcar. En el intercambio con la antigua Unión Soviética, manteníamos una relación de precios más o menos igual, se adquirían unas 7 toneladas de petróleo por tonelada de azúcar, en virtud de los convenios con ese país antes de que se produjera la colosal subida de los precios petroleros. Ese es, quizás, uno de los problemas más difíciles que tenemos hoy: la relación de precios entre azúcar y petróleo; es decisivo.

Cada millón de toneladas de azúcar que se exporta debe producir entre 180 y 200 millones de dólares; 500 000 toneladas menos son 100 millones menos; un millón de toneladas menos de azúcar son 200 millones de dólares menos para la economía.

Porque a pesar de todas las cosas que han ocurrido nos las hemos arreglado para encontrar mercado para nuestra azúcar, además del consumo nacional que es relativamente elevado, no debe estar por debajo de las 700 000 toneladas el consumo nacional. Pero, además, hay compromisos pendientes, algunas veces se dilatan las entregas y hay que entregarlas después; no significa que cada tonelada de azúcar sea un ingreso neto seguro, puede haber obligaciones pendientes que cumplir. Nosotros para cumplir con la Unión Soviética, desde hace varios años y antes de que desapareciera la Unión Soviética, a veces teníamos que obtener préstamos en azúcar para cumplir con la Unión Soviética, y esos préstamos requieren determinadas cantidades de azúcar para ir cumpliendo las obligaciones pertinentes. Es decir, esto es un poquito más complejo todavía; pero yo les estoy dando los datos que les permitan a ustedes hacer un cálculo, y para que nuestros trabajadores azucareros comprendan la importancia de optimizar esas disponibilidades de caña.

Por eso tenemos que hacer una zafra eficiente, casi perfecta, lo más perfecta posible, para que se inicie el corte de acuerdo con los estimados de caña en el momento exacto en cada complejo azucarero y tratar de terminar la zafra a fines del mes de abril.

Ustedes no se imaginan la cantidad de cosas que hay que hacer para esto, porque la cuestión de la reparación de los centrales azucareros, de las combinadas, de los tractores y de los camiones es casi sin piezas importadas, ya que muchos de esos camiones, muchos de esos equipos, o en otros casos motores de los centrales, son de área socialista de donde hace rato que no recibimos piezas.

Se imaginarán el esfuerzo del país para mantener los centrales funcionando, las combinadas de caña funcionando, para mantener los tractores funcionando, los camiones funcionando; no es solamente el combustible, sino está la cuestión de las piezas de repuesto, puesto que la caña no se puede cargar al hombro hacia los centrales. Hacer millones de toneladas de azúcar no es posible cortándola a mano hoy día, cargándola a mano; hay que transportarla, ni siquiera se puede transportar en carretas tiradas por bueyes, puesto que en los centros de acopio todo el sistema de recepción está diseñado, y a una distancia determinada, para trabajar con camiones y trabajar con carretas tiradas por tractores. No son las viejas grúas aquellas, de las cuales había miles, que estaban relativamente cerca del campo de caña, cuando nada estaba mecanizado, cuando el tiro era con bueyes. Ni siquiera eso se puede sustituir porque ya no existen aquellas grúas, ya existen hoy los centros de acopio, que son cerca de 1 000 en todo el país; luego, es imposible renunciar a los camiones, es imposible renunciar a los tractores, y muchos de esos camiones de procedencia socialista están sin piezas.

A los camiones hay que conseguirles, además de combustible y piezas, acumuladores y gomas. No todas las gomas las fabricamos en el país y las que fabricamos tenemos que traer la materia prima para producirlas; no todos los acumuladores podemos fabricarlos en el país, cuando los fabricamos tenemos que traer materia prima.

La cantidad de problemas que hay que resolver para que los centrales marchen ni se lo imaginan ustedes. Hay que vivir día a día con estos problemas para tener una idea y ver dentro de la escasez de recursos cómo se van resolviendo todos. Lo que han estado haciendo los trabajadores, los innovadores, los racionalizadores son verdaderos milagros.

Siempre tratamos de conseguir un poquito de piezas por un lugar, si se puede conseguir, o por otro, las que sea imposible fabricar aquí; un poco de gomas, un poco de insumos, un poco de acero. Los centrales azucareros necesitan aceros para su reparación, para fabricar las piezas, aunque hagamos todas las piezas, y la inmensa mayoría de las piezas para los centrales azucareros las hacemos aquí.

También necesitan acero la producción de níquel y otras producciones, y necesitan piezas los tractores que están en el resto de la agricultura, en el arroz, en las viandas, en los vegetales; también necesitan piezas los equipos de transporte y necesitan combustible. Esto puede darles una idea del esfuerzo que el país realiza para atender todas estas necesidades con recursos tan escasos.

Hago esta explicación ya próximo a iniciarse la zafra en algunos centrales, y en ocasión de estas banderas que se les entregan a ustedes, para que los trabajadores azucareros, los trabajadores de los complejos agroindustriales, los agrícolas también, los macheteros y todo el país tengan conocimiento de la importancia del esfuerzo que tenemos que hacer este año en todos los aspectos de la zafra.

Debo añadir lo siguiente: la productividad del machetero no es tan alta cuando la caña tiene menos rendimiento. Yo hablaba de mi experiencia personal en una caña buena con más de 100 000 arrobas por caballería; pero si la caña tiene 60 000, 50 000 o cuarenta y pico mil arrobas, el rendimiento de los macheteros también baja, el rendimiento de las máquinas baja. De modo que caña con menos rendimiento por caballería, se traduce en menos rendimiento por machetero; ahora, caña que no se quema, se traduce también en menos rendimiento por machetero.

Hace años que se viene luchando contra la quema. En algunas provincias como Matanzas y La Habana quemaban casi toda la caña, no había mucha fuerza de trabajo y el rendimiento era más alto necesariamente. Un trabajo duro, desde luego, por el polvo, por las cenizas, por todo, por el hollín que deja la caña quemada; el trabajo es muy duro, pero el rendimiento es más alto. Sin embargo, la quema de la caña le hace daño al campo. La quema de la caña puede ayudar cuando hay bejuco, pero cuando usted quema la caña, con la hoja de la caña está quemando también toneladas y toneladas de materia orgánica.

Tiene dos problemas la quema de caña, que fue un recurso al que se acudió cuando no había suficientes máquinas, ni suficientes cortadores de caña, para buscar la productividad por la vía de la quema, aunque no es la fórmula agrotécnica adecuada: destruye materia orgánica y favorece el crecimiento de las hierbas.

Cuando usted cubre el campo de caña con la paja de la caña y las calles están cubiertas, nace menos hierba, utiliza la materia orgánica y recicla el nitrógeno, el fósforo, el potasio y, además, conserva la humedad si el año es seco, ayuda a conservar la humedad. Son muchos los beneficios que la paja trae a la caña.

No dije que, por ejemplo, uno de los factores que también está influyendo este año es el hecho de que las lluvias han sido menores que otros años y en algunas regiones del país ha habido verdadera sequía, también eso ha obstaculizado la siembra en esas áreas del norte de Las Tunas, de Holguín y en Santiago de Cuba. Muchas veces la falta de lluvia, en período de primavera, obstaculizaba la siembra. De tal manera ha sido fuerte la sequía en algunas zonas de las provincias orientales, que ha habido que improvisar soluciones para abastecer de agua a la ciudad de Santiago de Cuba en plena primavera, puesto que las presas que abastecen habitualmente de agua a Santiago de Cuba están vacías en plena primavera. En esas zonas donde están las fuentes de esos abastecimientos, ha llovido muy poco; y en algunas áreas cañeras ha llovido poco, en otras ha llovido mejor.

El mes de octubre, que siempre es mes de agua —y en este caso habría podido ayudar a la caña—, llovió el 60% del promedio histórico. En noviembre no ha habido grandes lluvias, ha habido en el centro un poco; en occidente, en determinadas zonas. En días recientes cayó una buena agua en la región de occidente; en el centro, Santa Clara, Sancti Spíritus; pero en las provincias orientales llovió muy poco en el mes de noviembre.

Las lluvias son caprichosas, a veces cuando se les espera para cultivar y sembrar, o para que crezca la caña no llegan; en cambio, llegan en medio de la zafra. Las lluvias en medio de la zafra producen daños, porque obstaculizan la mecanización, obstaculizan el transporte. Los días de lluvia en época de seca fue una de las características que retrasaban la zafra el año pasado. Se puede decir que el año actual tuvimos lluvia en época de seca y seca en época de lluvia —pero esos males no tienen remedio, hay que conformarse con lo que dé la naturaleza—, mientras el riego estaba limitado, como dije, por el combustible.

Les explicaba que al quemar menos caña el rendimiento del machetero es menor. Por eso ha sido necesario aumentar en por lo menos 20 000 macheteros el número de movilizados para esta zafra, a pesar de que hay menos caña, para garantizar los suministros estables a los centrales azucareros. Esa es la razón de ese incremento de fuerza de trabajo.

En La Habana creo que el contingente tenía el pasado año unos 1 200 y este año son 2 000, ha habido un aumento en el contingente de 800 trabajadores más, y la provincia de La Habana tiene menos caña. Pero también es más corto el ciclo de zafra, en algunos centrales son 80 días, en otros 100 días, 105, 110. Esa es la situación que tenemos en la provincia de La Habana y, sin embargo, hacen falta 800 macheteros más.

Hay que lograr la cosecha de la caña en el período óptimo, y por eso habrá que hacer un esfuerzo tremendo, tanto en la industria, en la agricultura, en el transporte, en los talleres como en todas partes, para lograr la proeza de optimizar la producción de azúcar y disminuir las afectaciones como consecuencia de la disminución de las cantidades de caña y del azúcar a disponer para las exportaciones.

Me he extendido en el interés de que nuestros trabajadores conozcan las cosas como son, las causas de todo este movimiento y la importancia de hacer una zafra eficiente, para que no se vea en esto una consigna, sino que estos objetivos estén apoyados en una conciencia clara con relación a todos estos problemas.

Pero no tenemos solo la zafra en esta ocasión, tenemos además las elecciones, y es una de las cosas en que he estado pensando. Tenemos elecciones de delegados a las asambleas municipales el 20 de diciembre, tenemos después la segunda vuelta. El 20 de diciembre es la primera vuelta, espero que muchos delegados salgan electos ya en muchas circunscripciones, pero hay que garantizar el voto de los macheteros; de modo que los centrales que estén moliendo el 20 de diciembre tendrán que contar, necesariamente, con las elecciones y participar en las elecciones.

Después tenemos elecciones de delegados a las asambleas provinciales y diputados a la Asamblea Nacional, que serán también en el medio de la zafra y en los meses en que el azúcar tiene más rendimiento, y es imposible que nuestros macheteros y nuestros trabajadores azucareros no participen. Hay que ver cómo nos arreglamos, si las urnas van a los macheteros o los macheteros van a las urnas; no sé cómo los expertos en eso, los especialistas, la comisión electoral decidirán. Tenemos que escoger, y ninguna de las dos obligaciones se puede dejar de cumplir, porque no se puede dejar de contar con la participación en las elecciones de un sector de trabajadores tan numeroso.

Así que tenemos elecciones en medio de la zafra; además de esto, y a partir de las normas acordadas en la última Ley Electoral, al movimiento obrero le corresponde un papel fundamental en la postulación de los candidatos a delegados provinciales y a diputados a la Asamblea Nacional, puesto que la CTC preside a las demás organizaciones de masa que integran con ella la comisión de candidatura. Ese es un trabajo duro, difícil, complejo, puesto que de la calidad de ese trabajo dependerá la calidad de los candidatos a la Asamblea Nacional dentro de nuestra concepción y dentro de nuestro proceso, que no tiene que envidiarle nada a ningún otro proceso en el mundo, tal como está concebido y que se somete enteramente al veredicto del pueblo.

De modo que la CTC y el movimiento obrero tienen esas tareas. El Partido tiene también que emplear energías en garantizar la aplicación de todas las normas y principios que se han acordado para nuestro proceso electoral.

Todo el mundo estará ocupado en esas actividades y las dos son muy importantes, no podemos abandonar ninguna de ellas. Quiero recordar, para que no lo olvidemos —Ross lo señalaba—, la tarea que tiene el movimiento obrero, la tarea que tiene la CTC en esto.

Esas son las circunstancias complejas, difíciles, duras, en que tenemos que enfrentarnos a esta próxima zafra. Confiamos en que, pese a todas las dificultades, lograremos los objetivos propuestos

Si hay algo que sobra en nuestro país —y no sobra, sino que hace mucha falta—, si hay algo que sobra en nuestros trabajadores es espíritu de combate, espíritu de lucha, espíritu patriótico; voluntad y decisión de pelear, de luchar, de seguir adelante; voluntad y decisión de salvar la Revolución y de salvar el socialismo, porque nadie quiere que jamás este país vuelva a convertirse en una colonia yanki. Si la Revolución salvó de eso a nuestra patria, si las luchas de varias generaciones desde 1868 hasta hoy la salvaron de eso, nuestro país no puede volver a ser jamás una colonia yanki, nuestro país no puede volver a vivir jamás sin Revolución y sin socialismo (APLAUSOS). Sería el más grande de los desastres a lo largo de nuestra historia, el más grande retroceso a lo largo de nuestra historia, y ese retroceso no se puede admitir jamás porque sería irreversible.

En esas raíces profundas se basan nuestras convicciones y nuestro espíritu de lucha para enfrentar estas dificultades extraordinarias, increíbles, que se presentaron para nuestro país como consecuencia de la desaparición del campo socialista y la desintegración de la URSS. Un período histórico excepcionalmente difícil para nuestro país, pero que sirve también para dar la medida de nuestros méritos, de nuestras virtudes, de nuestra valentía, de nuestro heroísmo, de algo que no se hace simplemente por vocación de sacrificio, sino por necesidad histórica, por necesidad vital de hacer. Y todavía está por probar lo que puede hacer un pueblo cuando posee ya el nivel de combatividad y de conciencia que posee nuestro pueblo; no quiere decir que todos los ciudadanos lo posean, pero sí una mayoría del pueblo (APLAUSOS).

Nunca la Revolución contó con el ciento por ciento de los ciudadanos, era imposible, absolutamente imposible; pero sí contó siempre con la mayoría de los ciudadanos verdaderamente patriotas, verdaderamente conscientes, verdaderamente dignos. La Revolución que comenzó con muy poca gente, por allá por 1868, que se reanudó después en 1895 y volvió a renacer a lo largo de nuestra historia y, especialmente, después del golpe de Estado del 10 de marzo de 1952, no contaba con la inmensa mayoría de la población; despertó mucha simpatía, pero no era la mayoría militante de la población. Hoy contamos con la mayoría militante de la población, pero una militancia aguerrida, una militancia que ha vivido una experiencia tremenda. Cuando hablo de militancia no me estoy refiriendo al Partido, me estoy refiriendo a la militancia revolucionaria, puesto que hay muchos ciudadanos excelentes que, por una razón o por otra, no están en las filas del Partido.

Está por ver lo que puede un pueblo revolucionario y digno en circunstancias difíciles. Y nadie habría creído que la Revolución podría resistir mucho tiempo después de la desintegración de la URSS y del campo socialista, y ahora se asombran de lo que puede nuestro pueblo, de lo que es capaz de hacer nuestro pueblo; se asombran y no les faltan razones para asombrarse, como no nos faltan a nosotros razones para estar orgullosos de nuestro pueblo y para estar especialmente orgullosos de nuestros trabajadores (APLAUSOS).

Una prueba es esa, la que están dando ustedes, cuando se piden casi 50 000 voluntarios en todo el país y aparecen, y están organizados ya hasta el 98% de esos voluntarios que se piden; cuando se piensa en las decenas de miles de trabajadores que solo de nuestra capital están trabajando en programas de distinta índole, fuera de sus puestos habituales, desde los que están en actividades de autoconsumo, hasta los que están trabajando en planes agrícolas alrededor de la ciudad o en planes ganaderos, o los miles y miles que están movilizados en los campamentos agrícolas de la provincia de La Habana, o los que están movilizados en construcciones de túneles, otra importante tarea que no se ha abandonado en lo más mínimo en el período especial.

Duele pensar las energías que tenemos que invertir en eso, combustible y recursos, pero hay que hacerlo, es un deber fundamental, porque ello es un escudo, una protección para nuestra población, una expresión de nuestra voluntad de resistir y de luchar en cualquier terreno.

Morales hablaba de alrededor de 40 000 capitalinos movilizados en distintas actividades, es una prueba del espíritu revolucionario de nuestros trabajadores y de nuestro pueblo.

Por eso decía que está por ver lo que un pueblo así puede hacer y puede resistir.

Ya la reacción internacional no está tan optimista, no está tan eufórica como en tiempos atrás, cuando no veía más que golpes y golpes al movimiento revolucionario y al socialismo. Ahora ya empiezan a ocurrir cosas diferentes en muchas partes, empiezan a cambiar las cosas en muchas partes.

La filosofía del neoliberalismo está perdiendo prestigio, está perdiendo fuerza ante el fracaso que ha significado en todas partes, en América Latina y en el mundo. En el propio Estados Unidos el neoliberalismo, el ultraconservadurismo ha sufrido un golpe fuerte con motivo de las recientes elecciones en ese país.

No significa, desde luego, ni mucho menos, la desaparición del sistema social o la desaparición del imperialismo como sistema existente, dominante y hegemónico en el mundo; pero cuando analizamos estas elecciones, ¿qué vemos? ¿Qué sectores votaron por la oposición en Estados Unidos? Fueron los sectores más humildes del pueblo de Estados Unidos; la mayoría de las personas que tenían más de 60 años, jubilados, toda esa gente que se ve sin asistencia médica, con problemas de todas clases; la mayoría de los jóvenes entre 20 y 30 años, que están sufriendo el desempleo y otra serie de fenómenos; la mayoría de los graduados universitarios, la mayoría de los sectores intelectuales; la inmensa mayoría de la población negra de Estados Unidos, la inmensa mayoría de las personas de menores ingresos, la inmensa mayoría de la población hispana, a excepción de la gusanera de Miami (ABUCHEOS) que, en su mayoría, votó por el gobierno conservador; la mayoría de las mujeres votó también por la oposición —y las mujeres son víctimas de discriminaciones, maltratos; hay cuestiones que importan muchísimo a las mujeres norteamericanas, que estaban debatiéndose también en ese proceso. Es decir, la mayoría del pueblo de Estados Unidos no votó por el neoliberalismo, no votó por esas políticas de choque que olvidan y abandonan totalmente las cuestiones relacionadas con el empleo, con la seguridad social, con la salud pública, con la educación.

Durante 12 años los gobiernos republicanos se olvidaron de eso totalmente; la oposición recogió esas preocupaciones de la población, recogió esas realidades y obtuvo la mayoría de los votos. Es decir que hasta el pueblo norteamericano votó contra la política archirreaccionaria de la actual administración de Estados Unidos.

Eso no significa que nosotros debamos concebir esperanzas porque no hay ningún fundamento para pensar que haya cambios en relación con Cuba. No debemos hacernos ilusiones. Pero el hecho cierto es que las ideas más archirreaccionarias han sufrido un duro golpe en manos del pueblo de Estados Unidos, y en el pueblo de Estados Unidos hay reservas importantes. Creo que es una de las lecciones de estas elecciones al estilo capitalista, donde solo votó el 53% de los ciudadanos con derecho al voto, ¡el cincuenta y tres por ciento!, a pesar de que había tres candidatos. Se dice que el tercer candidato movilizó población en esas elecciones y las hizo más reñidas, los que participaron en las urnas alcanzaron el 53% de los que tienen derecho a votar en Estados Unidos. Nosotros esperamos que en nuestras elecciones haya un buen poco más del 53% (APLAUSOS).

Creo que una prueba de la reserva moral en el propio pueblo de Estados Unidos nos la acaban de dar estos Pastores por la Paz (APLAUSOS). De ellos surge la decisión de desafiar el bloqueo y reunir recursos para traerlos de Estados Unidos a Cuba a través de México; no podía ser a través del propio Estados Unidos porque en ningún puerto de Estados Unidos puede anclar un barco cubano. Y después de esa criminal ley, de esa inescrupulosa ley que nos recuerda no solo la Enmienda Platt, sino que nos recuerda la reconcentración de Weyler en el intento español de rendir por hambre al pueblo de Cuba, después de esa ley surge esta actitud por parte de un grupo de norteamericanos que actuaron también con una impresionante convicción, decisión y valentía al desafiar el bloqueo.

Estuvieron dispuestos a hacer todo lo que fuera necesario y al fin alcanzaron su propósito —le hicieron una brecha al bloqueo—, cuyo valor hay que medirlo por lo que significa moralmente, no por la cantidad de productos, aunque nosotros apreciamos esos productos como si fueran millones de toneladas, apreciamos cada tonelada como si fuera un millón de toneladas. Si fueron 12, 14 ó 15 toneladas las que pudieron traer, las apreciamos como si fueran 10 ó 15 millones de toneladas, por el valor moral que eso entraña, por el esfuerzo, por los sacrificios con que fueron recogiendo cosas por todo Estados Unidos y cargando camiones para llevarlas a la frontera y después llevarlas a un puerto mexicano para trasladarlas a Cuba. Es una actitud realmente impresionante que dignifica ante nuestros ojos al pueblo norteamericano (APLAUSOS).

No debemos dejarnos confundir por los hechos de sus gobiernos, hay que pensar que el pueblo norteamericano ha sido víctima de la mentira, del engaño, de la demagogia, de la confusión, de todo, pero que tiene grandes reservas morales. Y estas son cosas nuevas que han ido surgiendo después de la desintegración del campo socialista y de la desintegración de la URSS. Son signos de los tiempos nuevos que empiezan a venir y que más tarde o más temprano llegarán, porque el mundo no puede soportar políticas ultrarreaccionarias, no puede soportar políticas que sean indiferentes al destino de miles de millones de seres humanos.

El capitalismo y el imperialismo, entre otras cosas, han estado destrozando el medio ambiente en nuestro planeta; las sociedades de consumo han estado haciendo un daño terrible a la vida y a las condiciones naturales del planeta, y son más de 5 000 millones de habitantes los que hay en el mundo. También la población del mundo prácticamente se duplicó después del triunfo de la Revolución Cubana, y una gran parte de esa población está pasando todo género de hambre, de miseria, de necesidades y de escaseces, como consecuencia del saqueo permanente, pasado y actual, y los pueblos van tomando cada vez más conciencia de esos fenómenos, de esas realidades, y también los pueblos de los propios países capitalistas desarrollados. Por eso estamos viendo este tipo de síntomas.

La solidaridad con Cuba crece en todas partes, aun a nivel de los Estados; aunque en muchas de esas votaciones que tienen lugar en Naciones Unidas, los que antes eran llamados países de la comunidad socialista ahora votan contra nosotros, una mayoría de las representaciones vota a favor de Cuba en Naciones Unidas. Cuando llegaron las elecciones del ECOSOC, el Consejo Económico y Social, una de las organizaciones más importantes en Naciones Unidas, más de 100 países apoyaron a Cuba desde el primer momento y se mantuvieron ahí firmemente hasta el final en que Cuba fue elegida, junto con México, del área de América Latina, como miembro del ECOSOC, lo cual demuestra la confianza y la fe que tienen en Cuba muchos países en el mundo, sobre todo muchos países del Tercer Mundo. Eso se muestra cuando las elecciones son secretas, ya cuando las elecciones son públicas los problemas son otros.

Próximamente también hay una proposición que tendrá que enfrentar una elección pública, está relacionada con el bloqueo yanki, con la Ley Torricelli, planteada con mucho fundamento, con mucha madurez al objeto de obtener el más amplio apoyo. Desde luego, no es igual una elección secreta en que los representantes de los países van allí y votan secretamente a la elección que es pública y tienen que levantar la mano, porque detrás vienen todas las represalias de Estados Unidos con su poder y su influencia en muchos campos; sin embargo, nuestra gente está librando la batalla con ese proyecto de resolución.

Estos son síntomas de los nuevos tiempos. ¿Qué pasará, en definitiva, con esta resolución sobre el bloqueo? No se sabe. Naturalmente que habrá un grupo de países de los más cercanos a Estados Unidos que voten contra el proyecto de resolución, aunque el proyecto de resolución es una cuestión de principios, que resulta muy difícil votar contra él. Es una responsabilidad histórica, pero sabemos que hay gente en este mundo que no tiene escrúpulos de ninguna clase y disparan cualquier voto allí contra cualquier principio.

Es posible que haya muchas abstenciones, que a última hora se adopte por muchos una posición intermedia para no buscarse tan gran problema, pero también es posible que un número de países voten a favor de la resolución a pesar de todas las presiones. Lo que se está debatiendo allí no es una cosa entre Estados Unidos y Cuba. Se está debatiendo un principio internacional, un principio jurídico, un principio moral, eso es lo que se está debatiendo. No se trata de un conflicto entre Cuba y Estados Unidos, sino realmente se trata de la defensa de un principio en la Organización de Naciones Unidas.

¿Quién libra esta batalla en este mundo hoy día? Antes la libraban todo el campo socialista y otros muchos países, hoy la libra Cuba.

Pero digo que la solidaridad con Cuba crece y es evidente en muchos campos, y no podemos defraudar jamás las esperanzas que han puesto en nosotros tantos millones de personas en el mundo. Nuestra responsabilidad es muy grande no solo con nuestro propio pueblo, sino con todos los pueblos del mundo y, especialmente, con los pueblos del Tercer Mundo. Al luchar, al trabajar, al resistir, estamos escribiendo la más honrosa y la más gloriosa página en la historia de nuestro país.

Le correspondió a esta generación, a la actual, a este pueblo, a los casi 11 millones de ciudadanos que vivimos en este país librar esta lucha, librar esta batalla; y si todos no participan de ella, aquellos que constituyen la esencia de la nación, el alma de la nación, el pueblo patriótico y combativo, participan de ella y esa es la mejor garantía de la victoria.

El tiempo está a nuestro favor, necesitamos tiempo. Hagamos que la resistencia ofrezca a la patria el tiempo que necesita para salir adelante y salir victoriosa.

¡Y dentro de ese pueblo patriótico y combativo, ustedes, los trabajadores, los obreros; ustedes, los voluntarios que se movilizan para cualquier tarea; ustedes, los del contingente Primero de Mayo son vanguardias!

En nombre de la patria, los felicitamos y les damos las gracias por lo que han hecho y por lo que se proponen hacer.

¡Socialismo o Muerte!

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!

(OVACION)

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