Poemas

Sin cultura no hay libertad posible

«Sin cultura no hay libertad posible»,
ha dicho Fidel,
o sea, «Ser cultos es el único modo de ser libres».
Así dijo Martí, y lo vivió, lo practicó.
Así lo cultiva Fidel, y lo vive, lo practica.
Me acuerdo cuando vi las páginas escritas
en la mano de Fidel en sus cuadernitos y cartas
de la Sierra Maestra,
en algún museo del Oriente,
en el año de la gran zafra de 1969,
y mi mente se abrió a toda la historia de la
Revolución Cubana y su líder actual.
«La Historia me absolverá»,
un alegato de un joven patriota,
pronunciado de memoria,
lleno de ideas martianas,
de creencia en lo que después
él llamaría «el capital humano»
y «la cultura general-integral».
El pensamiento de Martí, en el sentido cultural, /
            
        
espiritual y político,
formó no solo a Fidel sino a la gran mayoría
de las y los Cubanos,
y hasta un punto sorprendente me formó a mí,

un intelectual activista de Estados Unidos.
Me formó no solo en mis lecturas de varias obras de Martí
sino en los discursos de Fidel que he estado leyendo
en los últimos cuarenta y siete años y,
sobre todo, en mi apreciación de la praxis de ambos,
verdaderos Maestros y Apóstoles.
II
De ahí, de las vidas de dos grandes pensadores y revolucionarios,
y diría yo de muchos cubanos y otros pueblos
levantándose contra la opresión a través de los siglos,
vienen la rearticulación del pensamiento de izquierda,
y lo original y lo universal de la vida y la práctica de Fidel,
integradas como las de Martí en las luchas, sueños, pesadillas,
y creaciones de la patria y del ser humano,
como la práctica de tantos otros cubanos,
tales como los Cinco Héroes de la Humanidad y sus familiares.
Sí, «Patria es Humanidad».
La rearticulación aparece en el amor y el respeto a sí mismo /
                        
y al otro,
en la solidaridad humana,
en la moralidad de la Revolución Cubana,
en las «trincheras de ideas»,
o sea, la «Batalla de Ideas»,
incluso el reconocimiento
de la necesidad del concepto «utopía»
y el desafío al pensamiento único,
aparece en los experimentos sociales durante una revolución /
                        
en el poder,
o sean tentativos que se extienden después de ser modificados /
                    
y tener éxito local,
de los cuales algunos como «Yo, sí Puedo»
ya han merecido un reconocimiento mundial.
Sí, «Patria es Humanidad».
III
La rearticulación del pensamiento de izquierda es una forma /
                         de memoria,
es una forma de actuar, de dar, de amar, de luchar,
en una palabra, es praxis.

Y una cosa de la memoria es el pensamiento marxista, en sus
diversas articulaciones y conflictos, fueran las que fueran.
Por eso es tan fácil para otro gran pensador /
            
y revolucionario contemporáneo,
Hugo Chávez, bien influido por Fidel y no solamente /
                    
por Bolívar y Martí,
citar a Trotski y darle la razón contra Stalin, cuando insiste
en que una revolución no puede sobrevivir en un solo país
y que la praxis del internacionalismo es el único camino
hacia la liberación humana y la preservación del cosmos.
Es el camino que nos han mostrado generaciones de cubanos,
desde su participación en la defensa de la República Española
hasta sus gloriosas victorias en el sur del continente africano,
o sus misiones de ayuda humanitaria en Pakistán e Indonesia,
es decir, en todas partes del mundo.
¿Y quién es su líder, su guía de tantos años?
El gran pensador y estratega Fidel,
alumno de Martí pero original en todo lo que ha hecho.
Sí, «Patria es Humanidad».
IV
Hay otras partes de la rearticulación del pensamiento /
                         de izquierda
que se reflejan en la praxis de Fidel:
la honestidad y la humildad,
la capacidad de admitir errores,
asumir la responsabilidad de decisiones equivocadas,
y abrirse a otras sugerencias.
Y la maravilla de todo esto es que él lo hace /
                
con una dignidad constante,
en la valiente confrontación directa al imperialismo /
                
más cruel de la historia,
un David contra un Goliat, derrotando a un país grande /
                    
en poder militar,
pero débil cultural y espiritualmente,
siempre respetando la creatividad y dignidad /
                
de los pueblos del norte.
Implícito en tal praxis de Fidel,
de un utopismo realista, de un experimentalismo,

de una alta moralidad e internacionalismo, /
                
de una humildad honesta,
de la dignidad, pues,
son el pluralismo y el reconocimiento de que cada pueblo
tiene que hacer su propia revolución
según su cultura, historia, y situación concreta.
O sea, que no hay fórmulas o modelos absolutos,
que la praxis de la revolución es un proceso de aprendizaje
sobre la marcha, pero que sí,
«Sin cultura no hay libertad posible».
Y por eso también la rearticulación del pensamiento de izquierda
está resumida en el concepto «Batalla de ideas»,
incluso la lucha por la paz, la justicia social, y la igualdad /
                    
de género y etnia,
y la necesidad de pensar y crear un nuevo socialismo /
                
para el siglo veintiuno,
porque sin ideas no hay revolución,
o como ha dicho nuestro viejo compañero,
refiriendo a «la razón del corazón» y el poder de un ideal,
«son esos ideales los que logran prender la llama de los pueblos,
la rebeldía de los pueblos».
En esta celebración de 80 años de vida de aquel compañero,
quien, como su pueblo, ha caminado con la muerte desde joven
y ha luchado por la vida «con todos y para el bien de todos»,
con una alegría calurosa de la cultura martiana y humana,
poco reconocida por gente de países o culturas más frías,
con un amor y una fe en lo bueno de la humanidad,
con la sabiduría de la experiencia y la necesidad /
                    
de hacer revolución,
crear, luchar, escuchar, buscar alternativas,
todos nosotros debemos sentirnos sumamente preocupados /
                        
por su salud
y muy confidentes en su ejemplo.
¡Larga vida a Fidel!
¡Larga vida al planeta!
¡Humanidad o Muerte, Venceremos!

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